Los antioxidantes

Las personas pueden llegar a vivir 120 años y alcanzar esa edad con sus aptitudes mentales en buenas condiciones, afirmó el científico Alberto Boveris, quien investiga las causas y maneras de postergar el envejecimiento.

"Para alcanzar los 120 años en buenas condiciones de salud, los experimentos en el laboratorio demostraron que se deben modificar algunos hábitos y costumbres alimentarias y de vida", dijo Boveris, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y profesor de la cátedra de Físico-Química de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.

Sus trabajos, fundados en técnicas de biología comparada, aplicados en ratas y ratones, arrojaron como resultado un aumento del 25 por ciento de la longevidad de estos animales.

El promedio de vida de los roedores logró extenderse gracias a la "implementación de suplementos dietarios ricos en vitaminas, ejercicios físicos de moderada intensidad y la estimulación de la actividad neurológica".

"El 1 por ciento del aire que respiramos incorpora en el organismo productos tóxicos de efecto acumulativo, denominados `radicales libres" --explicó el científico--, que en mucha cantidad matan a las células. Esta teoría del envejecimiento, es conocida desde hace unos 50 años como de `uso y desgaste", por la acción de los radicales libres".

"Es como el óxido en una punta de hierro: a medida que pasa el tiempo éste se acumula y los fierros se pudren", subrayó Boberis, quien investiga cómo minimizar el efecto tóxico de estos radicales.

Reconocido a nivel internacional, Boveris realizó en la UBA uno de los estudios más importantes sobre la reacción de radicales libres junto a Enrique Cadenas, que se conoce como Reacción de Boveris-Cadenas, considerado el "marcapasos del envejecimiento".

"En el proceso de la respiración se producen radicales libres que llevan al envejecimiento. Está probado a nivel experimental en células aisladas. También, al aumentar la presión de oxígeno, el envejecimiento de las células es más rápido, pero al brindarles antioxidantes, el proceso se desacelera".

"Los antioxidantes son sintetizados por las células o se ingieren a través de los alimentos. Por ahora podemos manipular aquellos antioxidantes dietarios, como la vitamina E y C, la provitamina A y una sustancia llamada flovonoides, presente en la mayoría de las frutas, verduras y algunos de sus derivados, como el vino tinto", remarcó.

Es decir, recalcó el científico, "que los efectos nocivos de los radicales libres pueden minimizarse mediante suplementos ricos en estas vitaminas".

"Estamos aprendiendo a manipular estos antioxidantes dietarios con dietas alimentarias a roedores. El resultado es que viven más. Ahora, no es lo mismo que un grupo de células viva 14 horas en lugar de 10, a que un ratón viva 100 semanas en lugar de 70. Llevado a la vida humana, en lugar de 80 o 90 años, las personas podrían vivir 120", afirmó Boveris.

Menos carne roja. En el laboratorio, además de alimentar a los ratones con comidas ricas en estas vitaminas, se les hizo practicar ejercicios físicos moderados.

"A través de distintas pruebas-añadió-identificamos a los roedores más curiosos e inquietos y los estimulamos, porque la actividad neurológica es muy importante para alargar la vida".

Según el científico, es importante que las personas eviten el sedentarismo, el sobrepeso y que realicen ejercicios físicos de moderada intensidad.

Entre los efectos negativos, Boveris mencionó que "los efectos del estrés oxidativo por los radicales libres en los fumadores son notables. Y la carne roja se recomienda solamente dos veces por semana".

Hay dos ejemplos para destacar: "la experiencia finlandesa y la escocesa, ya que estos países cambiaron en pocos años el índice de mortalidad por enfermedades cardiovasculares".

"En estos países, el ministerio de Salud Pública, las universidades y los supermercados intervinieron para producir modificaciones en la alimentación. A los finlandeses y escoceses, acostumbrados a comer carne de oveja y tomar vodka, les enseñaron a comer carnes blancas, verduras frescas y a tomar vino tinto. Y en sólo cinco años disminuyeron los índices de mortalidad por enfermedades cardíacas", concluyó.

Parkinson. Según advirtió el investigador Alberto Boveris, Buenos Aires es la ciudad que tiene mayor incidencia de mal de Parkinson en el mundo. "El consumo de carne roja en exceso y de alimentos con altas cantidades de grasas, también tiene mucha incidencia en las enfermedades cardíacas y neuro-degenerativas".

Fuente: Diario La Nueva Provincia

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