No me parece lógico que alguien que trate enfermos no sepa que significa estar enfermo.

Los médicos nos hemos vuelto profesionales de la muerte, no de la vida. ¿Quién nos ha dado autoridad para condenar y vociferar amenazas?

Hemos creado hospitales que son verdaderas cárceles, con horario de visita de los “peligrosos delincuentes” que llegan allí para sufrir. Hay salas de castigo llamada misteriosamente “Unidades de terapias intensivas” donde las visitas se suspenden para “tranquilidad” de los allí alojados, aún cuando son lugares donde nunca hay silencio y que generan un verdadero pánico en enfermos y familiares.

¿Por qué hemos creado una medicina del pánico? ¿Quién dijo que los enfermos internados no deben cantar y reír? ¿Cuál es la filosofía de este encierro supuestamente terapéutico?

Creo que todos aquellos que quieren ser médicos deberían pasar, por lo menos, por una semana de internación. Saber de que se trata cuando se toca un timbre porque los intestinos reclaman vaciarse y que ese timbre no sea contestado. Saber que se siente en la oscuridad de la noche escuchando gritos de personas que se quejan. Experimentar la angustia de la tardanza en la espera para un estudio o en la visita de los médicos que nunca llegan a la hora prometida, quedando sin respuestas todas las preguntas sobre que van a hacer con uno. Comprobar en su propio cuerpo la sensación de invasión y de falta de intimidad.

El ser humano enfermo es un ser indefenso. La gravedad de esto consiste justamente en que si hay algo que necesita el sujeto enfermo para recuperarse es tener capacidad de defenderse y valorizarse. Tomar autoridad ante los conflictos. Poder decidir los caminos correctos que solucionen los problemas que está atravesando. Reconocer el sentido de lo que le está ocurriendo. Establecer los hechos ante los cuales su cuerpo se ha manifestado al no haber encontrado una respuesta en otro nivel. Saber a quien debe tener a su lado en esos momentos y de quien o de que debe alejarse. Tener claridad en los pensamientos. Tranquilidad. Contención.

¿Hay algo menos parecido a esta situación que la que provoca la medicina ante la enfermedad?

El Dr. Fernando Callejón es autor de un reciente libro, llamado -La lupa de la Nueva Medicina-. Tiene 48 años y es médico y psicoanalista
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